En la sede San José La Quiebra, perteneciente al Centro Educativo Rural Tafetanes, ubicada en el municipio de Granada, se encuentra una realidad preocupante en cuanto a la educación de los estudiantes. Con tan solo 6 alumnos, este centro educativo ha sido duramente afectado por la época de violencia que vivió el país entre los años 1990 y 1998. En aquel entonces, muchas familias decidieron abandonar la región y trasladarse a otros departamentos y municipios, dejando una disminución significativa en la cantidad de estudiantes.

Una de las veredas más afectadas por este fenómeno fue La Quiebra, lo cual se refleja hoy en la escasez de alumnos en el colegio. Sin embargo, el problema no se limita únicamente a la falta de estudiantes, sino que también hay graves deficiencias en las condiciones del restaurante escolar.

El colegio no cuenta con un espacio digno en el restaurante escolar para proporcionar una alimentación adecuada a los alumnos, por lo que se ven en la obligación de entregarles porciones industrializadas como complemento nutricional. A pesar de los insistentes esfuerzos de la maestra María Elena García Crespo, quien ha buscado soluciones a este problema hablando con el alcalde, hasta el momento no se ha logrado mejorar la situación. Esta realidad lleva casi 11 años sin cambios, en los cuales la humedad ha hecho notoria su presencia y afecta aún más las condiciones en las que se encuentran los estudiantes.

Por otro lado, el tema de la conectividad es otro desafío; la falta del servicio de internet limita el acceso a recursos y herramientas educativas, dificultando aún más el proceso de aprendizaje. Es preocupante que no existan proyectos o iniciativas que aborden esta problemática y brinden soluciones a los alumnos del C.E.R. San José La Quiebra.

Otro tema alarmante es la situación eléctrica del colegio, ya que la mitad de las instalaciones carecen de dicho servicio.

En la actualidad es evidente que la sede San José La Quiebra enfrenta múltiples dificultades que afectan directamente la calidad educativa ofrecida a los pocos estudiantes que aún permanecen en el centro, pero a pesar de todas estas limitaciones, la maestra María Elena García Crespo, continúa esforzándose al máximo para brindar una educación de calidad, consciente de que es la única oportunidad que tienen estos pocos estudiantes de salir adelante.

Por ello, urge que las autoridades tomen cartas en el asunto y brinden el apoyo necesario para mejorar las condiciones del restaurante escolar, establecer servicios de internet y garantizar el suministro eléctrico en el colegio. Solo así se podrá asegurar un ambiente óptimo para el aprendizaje y el desarrollo de los alumnos de esta comunidad