En Condoto la música hizo de las suyas con Arbey Mosquera Torres, tanto es así, que el sueño que siempre tuvo este docente de lengua extranjera, fue aprender a tocar un instrumento para hacer parte de la chirimía de su municipio, y poder participar en las fiestas patronales de esta población chocoana.
Arbey es licenciado en inglés y francés de la Universidad del Chocó y actualmente docente de la Institución Educativa Avelino Saldarriaga, de Itagüí; pero su sueño siempre fue el de convertirse en músico, lastimosamente en su departamento no encontró esta carrera y su mente lo llevó a interpretar profesionalmente otras lenguas. “Para aquella época conté con el infortunio de que no había la carrera de música en la universidad, entonces me tocó acercarme a otra carrera, pero inicialmente esa era mi expectativa, convertirme en músico y servir al folclor de mi comunidad, el folclore del Chocó, a la Chirimía”, asegura el profesor.
En la música, Arbey ajusta 30 años de experiencia desde sus primeros pasos musicales en el pacífico colombiano y en la docencia, ya son más de 15 dictando clases en instituciones públicas. Y es por eso que él no duda en aseverar que la música es la herramienta que lo ha acompañado desde la escuela, “desde que estaba en noveno u octavo grado en mi colegio Luis Lozano Cipión de Condoto, desde ahí comencé a cultivar esa pasión por la música, a interesarme por el folclore”, añade.
Y sí, estando allí, viendo y siguiendo los pasos del maestro Iber, quien para esa época interpretaba el clarinete, y del maestro Martín Villa que lideraba la agrupación de chirimía del colegio, fue que Arbey, no tuvo otro camino, sino la música y el clarinete, “porque el clarinete es el instrumento más representativo de la chirimía”, aclara y sigue contando que, “el clarinete y sus melodías son en la chirimía, como el rey. Sobresale, es el que lleva la batuta, entonces eso a mí me cautivó desde que acompañaba los recorridos, las comparsas y las fiestas patronales con la Chirimía”, recalca.
El profe Arbey, asegura que se dedicó al clarinete porque lo considera un instrumento bonito y está dentro de la Chirimía, que es la música representativa del chocó. Arbey Mosquera le ha regalado 30 años de su vida, a su pasión, la música, porque él mismo reconoce que, además, esta “apareció en un entorno donde ocurrían eventos de violencia, donde uno estaba sometido a diferentes vejámenes, la música nos acompañaba de niños, de jóvenes, de adolescentes en nuestro proceso de manejo de emociones. La música era esa compañía, ese complemento para uno ir forjando futuro, para uno ir sobrellevando las diferentes situaciones para uno emprender sus proyectos, sus luchas”.
Y la música sin duda, es la esencia del pacífico colombiano, los sonidos transmiten o reflejan los sentimientos de sus pobladores, independiente de cuáles sean las circunstancias. En cada pueblo del Chocó hay muchas raíces y se forman muchos grupos, por ello, Arbey siempre estuvo contagiado del sabor de Bamba Negra, pero a su vez recuerda también al maestro Carlos Ibarguen y su capacidad y conocimiento con el saxofón, por eso atina a decir que la tuvo difícil, “yo tenía dos instrumentos y tenía que escoger entre el saxo y el clarinete y terminé enamorado de la dulzura de este último, porque con sus melodías, se va dibujando parte de la historia de mi pacífico”, expresa.
Y fue en el camino que Arbey adquirió conocimiento y amor por la música, pues no fue solo uin capricho de la chirimía de su pueblo, sino que también en su etapa universitaria en Quibdó, contó con la compañía y apoyo del maestro Cecilio Lozano, hermano del director Alexis Lozano, “tuve en él a un gran maestro que me condujo en el reconocimiento armónico y con él pude mejorar muchísimo”, añade.
Debido ya a su gran capacidad armónica y amor por sus sonidos, el profe Arbey tuvo la oportunidad de compartir junto Bamba Negra y Raíces, ambas agrupaciones de Condoto, con las que participó del Festival de Música del Pacífico. Pero en Quibdó también hizo parte de Ritmoson, logrando ganar el anterior Festival. En Medellín, su clarinete se ha unido a los sonidos de Son Batá, Batá Orquesta, Son Chiribanda, Los Reyes de la Chirimía y en Itagüí con la agrupación Son Profes.
“Una gran expectativa que teníamos desde jóvenes, era participar del Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez en Cali. Era algo para lo que nos preparábamos, para lo que ensayábamos constantemente, por lo que soñábamos, entonces, también se nos hizo realidad participar ahí en múltiples ocasiones e incluso ganarlo y quedar de segundo. Porque hay que decir que también teníamos como referente un grupo de Condoto, que solía ganar o quedar en instancias finales de este festival, así que era parte de nuestro anhelo y son anhelos cumplidos, hasta casi convertirnos en embajadores de la música del Pacífico en diferentes lugares y diferentes ciudades”, expresa con total satisfacción.
El profe asegura que la música se lee, se escribe, se interpreta y eso tal cual le sucede con los idiomas. “Yo he logrado utilizar el currículo expandido y el currículo oculto, implícito para poder poner la música en el escenario educativo. En todas las instituciones donde he enseñado, he podido participar de agrupaciones musicales, crear agrupaciones musicales, llevar la música como una forma de motivación para que los estudiantes exploren sus emociones, exploren proyectos y lo tengan como una posibilidad de vida. Entonces, siempre nos hemos unido con otros docentes y estudiantes para crear orquesta y así mantener siempre la música viva en las instituciones como una posibilidad”, precisa.
Pero es que los sueños son para cumplirlos y aunque no se den siempre como uno los ha planeado, la vida le va mostrando las formas y los contextos en que pueden llegar. La música lleva tres décadas en su vida y el no haber salido de un conservatorio, no ha sido impedimento para lograr los objetivos con su clarinete. Por eso en la memoria del profe Arbey está, no solo el hacer parte de varios grupos, sino de participar en grandes eventos como solista, y él en su mente tiene el recuerdo de uno muy especial en su vida. “Participé como invitado de Jackson Mosquera que había participado en el Factor X. Él fue invitado por Carlos Vives y Carlos Vives había invitado a la maestra Teresita Gómez. Yo recuerdo que participé de ese evento. Estar con la maestra Teresita fue uno de los momentos mágicos porque tengo gran admiración por ella por lo que ha sido su historia y por lo que ella ha forjado a nivel musical en el mundo”, cuenta con una felicidad inmensa.
Sin embargo, hay más sueños en su vida, uno de ellos y que el profe espera que se le realice, es el de ver que las instituciones puedan recobrar la cátedra de música, que la incorporaran dentro del currículo nuevamente y ser parte del ejercicio de reconstrucción de la música en los colegios.
Además, quiere participar con su agrupación Bata Orquesta, en diferentes eventos fuera del país, llevar el folclor y la música colombiana, la música del Pacífico, a otros lugares y “poner a la gente a vibrar con nuestra música y la interpretación de nuestro clarinete”.
Aunque ser músico profesional era el gran sueño del profe Arbey, como lo relata, “yo quería convertirme en músico y dedicarme a la música. No solo porque me hacía sentir bien y me permitía manejar mejor mis emociones, yo me transportaba cuando tenía el instrumento en mano, sino también porque veía allí una posibilidad de crecer con la música, de vivir de la música”, él sabe que nunca ha dejado el instrumento y que ha logrado combinarlo con la interpretación de lenguas extranjeras, que son sus dos pasiones y sueños cumplidos.

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