Una luna de miel permitió que avanzara la educación en Puerto Nare. Sin recursos, pero, llenos de vocación por la docencia, dos personas se empeñaron por brindarle a esta población hace 61 años, la posibilidad de tener un espacio físico donde seguir educando a sus niños y jóvenes, para ese entonces, solo había hasta tercero de primaria.

Para noviembre de 1963, y a La Magdalena sin ser aun municipio, llegaron Enrique Díez Rojas y Lidia Garcés García, como una pareja recién casada a pasar unos días de descanso, pero lo que nunca imaginaron, es que pasarían allí no solo una luna de miel, sino algunos años de su vida marital. Esa estadía se convirtió en un regalo maravilloso para los habitantes de esta población a orillas del río Magdalena, pues su permanencia en el territorio, les dio para liderar de forma altruista, la fundación del colegio de esta localidad.

Cuando la pareja llegó a la población ribereña del magdalena medio colombiano, se desarrollaba en ese momento una campaña denominada Promunicipio, en la que ellos decidieron participar e involucrarse hasta alcanzar el propósito comunal de los habitantes.

Sin embargo, antes de dicho acontecimiento y de que La Magdalena obtuviera bajo ordenanza la categoría de municipio, Enrique y Lidia, les entregaron a los habitantes de esta población de tres calles y unas cuántas viviendas, el colegio municipal de educación, al que llamaron Carlos Arturo Duque Ramírez, en homenaje y memoria al sacerdote nacido allí, que había fallecido en diciembre de 1963, en un accidente de tránsito en la ciudad de Medellín.

La campaña Promunicipio, también buscaba dentro de sus objetivos, la consecución de un espacio físico para la enseñanza y el aprendizaje, fundando un colegio en el territorio, lucha a la cual y tristemente no se unió el sacerdote Gildardo Rivera, quien venía desilusionado del municipio de Puerto Boyacá, donde participó en un proceso similar, sin recibir el apoyo necesario. 

Enrique Díez y Lidia Garcés, eran para ese momento, docentes en el municipio de La Estrella, pero el sueño que fueron montando en Puerto Nare y que lograron convertir en una realidad, los enamoró tanto, que decidieron llamar a la institución en la que laboraban para decir que no guardaran más sus plazas, y que dispusieran de ellas, porque ya habían encontrado una tarea más importante que desarrollar en otro lugar, por eso no lo pensaron mucho y decidieron quedarse, y fue así como el 7 de febrero de 1964, fundaron en una casa arrendada con tres habitaciones propiedad del señor Jesús Ramírez para aquella época  y hoy propiedad del señor Nicolás Montoya, con un decreto provisional, el colegio para los lugareños de La Magdalena.

Junto a Lidia, Enrique, quien antes de hacer parte de la orden de los hermanos Lasallistas, llevaba el nombre de Ricardo, abrió por fin las puertas para atender a 45 alumnos en los grados de cuarto y quinto de primaria, quienes antes solo podían cursar hasta tercero, por eso es que don Enrique, fundador del colegio cuenta que, “solo el que tenía modito se podía ir a Puerto Berrío”.

La casa de tres habitaciones que se abrió para que sirviera de espacio educativo, y que además contó con algunos muebles que el señor Enrique Díez compró de segunda en La Estrella y que fueron reparados en La Magdalena, tuvo a Lidia como secretaria y maestra al mismo tiempo, también los acompañó el sacerdote Gildardo Rivera con la catedra de religión, Ricardo estuvo al frente de sociales y otras materias, y además, cumplió las funciones de rector. Junto a ellos estuvieron también los docentes Pablo Espitia y Rosalba Delgado, con los que completaron las materias que enseñaban.

A los tres meses de la apertura de la escuela, llegaron los visitadores de la Secretaría de Educación Departamental, con el propósito de inspeccionar el funcionamiento del centro educativo y al encontrarse con un buen nivel de enseñanza, orden y disciplina, les fue otorgada la licencia de funcionamiento oficial número 64, con una carta de felicitaciones incluida.

Luego de crearse los grados de primero y segundo de bachillerato, se vincularon como docentes, Rodrigo Mejía e Ignacio Conde Castro, este último, se convirtió en el primer profesional que tuvo el municipio de Puerto Nare, titulándose como economista de la Universidad Nacional, sede Medellín.

Con la pensión de 30 pesos que pagaban en aquel momento los estudiantes, se realizaba el pago de la nómina de los profesores, pues el mantenimiento del colegio, corría por cuenta de los padres de familia y de algunas personas de buenos recursos quienes realizaban sus aportes generosos. Los alumnos en su gran mayoría, llevaban los pupitres y sillas que utilizaban.

El colegio en el que también vivían don Enrique y doña Lidia, solo estuvo allí por un periodo de doce meses, pues para el año de 1965, empezó a funcionar en el terreno, donde actualmente se encuentra la Escuela San Luis Beltrán y que pudo iniciar su construcción, gracias a los reinados infantiles que se organizaron y que generaron algunos recursos; así como a las donaciones de habitantes. Los terrenos donde funcionaban las canchas, fueron donados por la Hacienda La Unión ya condicionados por los estudiantes.

El colegio Carlos Arturo Duque Ramírez, cerró sus puertas en noviembre de 1966, por dificultades económicas, pero dejó a la comunidad, con la inquietud sembrada de lo qué sucedería en adelante, pues no era justo perder el centro de enseñanza secundaria. El local y demás implementos, fueron entregados a la parroquia San Luis Beltrán a cargo del sacerdote Gildardo Rivera, quien recibió de don Enrique el sueño educativo de La Magdalena, con 100 alumnos aproximadamente.

Para 1967, La Magdalena ya no contaba con enseñanza secundaria y en 1968 ya siendo municipio del departamento de Antioquia, se creó el Liceo Departamental Integrado La Magdalena, bajo la ordenanza Nº 33 de 1968, iniciando labores al año siguiente con 39 alumnos en primero de bachillerato y otro tanto en el segundo nivel, ubicado en el local donde funcionaba el Rancho Ferretero, teniendo como docentes, directivos y administrativos, a las siguientes personas: Javier Salazar (rector), Aydé Pino (secretaria-profesora), Miguel Palacio, Hugo Blanquiced y Gildardo Rivera (presbítero-profesor).

Desde el año 1971 se continuó con la creación de los otros grados, tercero de bachillerato para ese año, y cuarto en 1974; para 1975 Neftalí Jiménez creó el himno del colegio y el grado quinto de bachillerato llegó en 1977 (en este mismo año, el colegio cambió de sede a su anterior local) y para 1978 se completó la enseñanza con el grado sexto de bachillerato. Así mismo se creó la biblioteca con 560 libros, bajo la dirección de la señora Elvia Patiño de Álvarez, quien estuvo hasta el 2009. También para ese año, el profesor Juan de Dios Yalí Rico, creó el periódico liceísta y se publicó la primera edición con el nombre de Juventud Estudiantil en Marcha, el impreso solo duró un año, hasta el retiro del plantel del docente.

Y en este mismo año, luego de la visita nacional, se aprobó bajo resolución 20401 del 27 de diciembre los estudios secundarios; teniendo su primera graduación con las firmas de la rectora Estella Quiceno y la secretaria Virginia Arroyave en los diplomas de:  Acevedo Enel de Jesús, Bautista Ortiz Hugo, Castrillón Carmona Julio, Conde Castro Julio, Gutiérrez López Flor María, López Villa Flor Enith, Murillo Ramírez Diocelina, Padilla Jesús Enoc, Ramírez Mahecha Luis Alfonso, Ríos Pineda Alquiver, Sepúlveda Escobar Flavio, Vásquez Nohaba Raúl, Vergara Padilla Gladis.

Para 1982 y a través de concurso, se creó la bandera y el escudo del Liceo, resultando como ganador el estudiante Orlando Arenas, hoy destacado maestro de artes.

Bajo el decreto 1382 de 1985, el colegio volvió a obtener su antiguo nombre, pasando de llamarse Liceo departamental La Magdalena a Liceo Departamental Carlos Arturo Duque Ramírez y para el año siguiente, el Liceo empezó sus labores en las instalaciones que ocupa actualmente como local propio, gracias a los aportes hechos por el honorable Concejo Municipal y la Secretaría de educación departamental.

Para el año 2014 en la celebración de los 50 años de vida educativa, la planta estudiantil ascendía a 1300 alumnos, fue sede de la semifinal de las Olimpiadas del Conocimiento y dos de sus estudiantes, para la época, hicieron parte de la Selección Antioquia del Conocimiento, hoy en sus 61 años de labores educativas, el Caradura, como le dicen por el acrónimo que se forma con su nombre, cuenta con un poco más de 500 estudiantes, presentando una deserción por diferentes factores.

De este hecho histórico, ya han transcurrido más de seis décadas y por sus salones han pasado cientos de estudiantes, que han logrado en su camino alcanzar sueños y no dejar de batallar en sus propósitos de ser profesionales.

Fotos: I.E. Carlos Arturo Duque Ramírez