Reconocer lo que sentimos, comprender a los demás y gestionar las emociones con equilibrio: esa es la esencia de la inteligencia emocional, una capacidad cada vez más valorada en un mundo donde las relaciones humanas definen el éxito y el bienestar.
Está claro que debe ser la clave para manejar sentimientos propios y ajenos, y debemos posicionarla como una de las habilidades más necesarias para la vida personal y profesional, buscando con ella el liderazgo y el trabajo en equipo, para entornos cada vez más competitivos.
Sin embargo, también hay que tener claro que más allá del intelecto, la inteligencia emocional nos permite reconocer y regular los sentimientos, favoreciendo relaciones más sanas y una vida personal y profesional con mayor equilibrio y bienestar.
¿Cómo se puede aplicar o cómo deberían los docentes aplicar esa inteligencia emocional en sus entornos laborales en las instituciones educativas?
“Hoy en día en los contextos educativos se ven demasiados conflictos, esto debería disminuir, en la manera en que nosotros podamos utilizar muy bien la inteligencia emocional. En el caso de los docentes, ayuda demasiado para regular el estrés, la frustración que puede generar diariamente el trabajo, ayuda también a comprender mejor a los estudiantes, acompañarlos en sus procesos emocionales, mantener un clima positivo y además motivador. La inteligencia emocional va muy ligada a lo que podemos llamar como el consciente intelectual, que eso sería un indicador para saber en qué estado de ánimo está el maestro”.
¿Cómo puede el docente controlar ese espacio que es tan cerrado donde hay una cantidad de alumnos con un montón de matices?
“Mira, en un contexto y en un aula se están manejando hasta 40 estudiantes. Cada uno podría tener una tipología completamente diferente, es ahí donde el docente a través de la observación, se puede ir dando como unas pequeñas ideas de qué pueda estar pasando con un alumno, es ahí donde también debemos tener esa alerta, esa escucha activa ahí para el para el estudiante. Es muy importante también porque esto va a mejorar o favorecer la resolución de conflictos que se pueda generar con los estudiantes, incluso de estudiante a estudiante y estudiante a docente. Es que yo puedo tener inteligencia emocional para una resolución fácil de los conflictos personales, pero cuando ya los llevamos a la parte laboral, también es importante tener esos factores de que cada uno es completamente diferente, cada uno actúa bajo las premisas que trae desde casa. Empezar a tocar esas fibras debe ser con mucho tacto, respeto, amabilidad, empatía, con ese don de escucha que debe tener el docente.
¿Cómo los docentes se pueden auto autocontrolar emocionalmente, autorregularse para poder actuar de la mejor forma en un salón de clases?
“Sí, para poder tener esa autorregulación personal hay que trabajar en sí mismos, es decir, conocerse, también saber en qué momento usted debe pedir ayuda, usted como docente, como persona. Entonces, ahí hay que tener como esa autoconciencia de reconocer cómo nos sentimos, cómo influye lo que pensamos en el momento en que vamos a solucionar un inconveniente, que debemos separar esas cositas personales. Es necesario entender que si el docente necesita terapia, que lo haga.
Hay que hacer terapia, ejercicios donde vincule su buen estado de salud mental, es decir. Hay que hacer otras cosas que le gusten cuando salga de trabajar. Eso hace que su salud mental también vaya a un estado un poco más integral, un poco más completo para que así en el momento que necesite estar como más presente, sepa cómo abordar cierto tipo de situaciones.
Entonces ahí es muy importante que la persona esté regulada, que mantenga un equilibrio frente a su trabajo, con su familia, con sus amigos, tener tiempos de ocio, tiempos donde tenga para disfrutar, para compartir, para esparcirse con sus amigos. Entonces es importante decir que cuando se tiene una buena inteligencia emocional, eso genera una habilidad, un éxito y un crecimiento en el nivel de la persona.
Esa inteligencia emocional tenemos que llevarla siempre al mejor nivel en todas las circunstancias de la vida, desde la parte personal, desde la parte laboral, con los hijos, con los alumnos. Aplicarla no es fácil, pero si vamos poniendo ese granito día a día, se darán grandes resultados”.

Foto: Randstad