Hay docentes en muchos lugares, que además de enseñar una materia específica, también se dedican a otras cosas que les llene el corazón. Esas historias de los maestros deben ser contadas, porque son proyectos en los que deciden empeñar su tiempo, dedicación y talento y que, además, lo ponen al servicio de la sociedad.
Esta que leerán a continuación, es una historia llena de amor por los animales, de aprendizaje constante y de un sentir por la preservación, el cuidado y respeto por la vida y la naturaleza.
La docente Carolina Monsalve Rojas, que dicta la especialidad agropecuaria en la Institución Educativa Pablo Sexto, del municipio de Puerto Triunfo, en subregión del Magdalena Medio, tiene un proyecto, donde la investigación es fundamental para el desarrollo sostenible de los territorios y que quiere que sus alumnos se enamoren de él todos los días.
Ella cree que se metió en este cuento, porque ama profundamente el campo y lo heredó de su padre, en su corregimiento, Estación Cocorná de Puerto Triunfo. La profe Carolina Monsalve lidera el proyecto con el que ha logrado cautivar desde hace unos tres años a sus estudiantes, el cual está enfocado en la polinización y que ha denominado: Melipolinario Familia Pablo Sexto, con el cual buscan identificar los polinizadores de la huerta escolar de su Institución.
Los melipolinarios son el lugar donde se crían abejas sin aguijón, también conocidas como meliponas. Estas abejas son nativas de regiones tropicales y subtropicales, y su cuidado y manejo se llama meliponicultura.
Porque además del proyecto, en la Institución también hay una huerta que los provee de alimentos. Dialogamos con la docente, Carolina Monsalve Rojas, y esto fue lo que nos contó acerca del proyecto, la huerta y sus estudiantes.
¿De qué se trata este proyecto de investigación de meliponario?
“Este proyecto nace con el fin de enamorar a los estudiantes desde los más pequeños, hasta los más grandes del sector agropecuario, y que mejor manera que a través de los polinizadores. Este proyecto inició buscando identificar solo abejas con aguijón y sin aguijón; luego nos dimos cuenta de la necesidad y decidimos ampliarlo, fueron los estudiantes los que tomaron la determinación de la identificación de los polinizadores: mariposas, abejas, polillas, colibrí. Es la búsqueda y la enseñanza del proceso transformador a través de la polinización de los alimentos”.
¿Cuánto lleva el proyecto y que se ha logrado hasta el momento?
“El proyecto lleva tres años y empezamos a través de una convocatoria, luego surgió un proyecto de investigación llamado Ondas del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y nos postulamos con el Meliponario Familia Pablo Sexto y nos postulamos, aquí llevamos casi dos años. Con este proyecto hemos logrado llevar a los niños a despertar la curiosidad de la investigación y a qué se pregunten todo el proceso de transformación. Buscamos que sean los estudiantes los que indaguen e investiguen en el campo. Con el proyecto Ondas, logramos un incentivo, el cual tenemos destinado para desarrollar un trabajo impreso y que se convierta en una guía con todo el material escrito y fotográfico que se ha recolectado”.
¿Cómo se han sentido quienes hacen parte de este proyecto de investigación?
“Es muy bonito y muy gratificante ver cómo los estudiantes se enamoran del campo, de la investigación y ver cómo a través de este proyecto tienen más curiosidad por los procesos de la huerta. Uno espera que este trabajo, los enamore y los cautive y puedan aprender para que puedan compartir estos saberes”.
¿Cuéntenos sobre la huerta que también hay en la Institución Educativa?
“Hay dos huertas, una de primaria y otra de secundaria, con el apoyo de diferentes instituciones. Actualmente tenemos cultivo de plátano, cacao, popocho, maíz, aromáticas y otras cosas; además, hemos logrado la tecnificación de la misma y eso ha permitido que de la teoría pasemos a la práctica, logrando que el estudiante se enamore más del campo, esta es la huerta de la secundaria, las de la primaria las denominamos invernadero 1 y 2 y buscamos que los docentes con las cartillas que se les entregará puedan acudir de manera autónoma con sus estudiantes. En estos cuatro años, hemos logrado lo que nos propusimos, sacar esta huerta adelante y articular muchas cosas, que los niños puedan ver a través de esas guías en la huerta, lo que ven en las aulas de clase”.
¿Cómo se enamora usted de este tema?
“Yo soy de Estación Cocorná, un corregimiento de Puerto Triunfo y mi papá dedicado al campo y a la ganadería, pero después de un tiempo decide dedicarse a la apicultura y de paso me enamoré yo también. Cuando ingreso a la docencia, me pareció que este trabajo era el perfecto para trabajar con los estudiantes porque no tenía ningún riesgo y también porque además de enseñarnos el trabajo polinizador, nos enseñan el trabajo en equipo y la empatía desde sus colonias. Sentí entonces que era un buen camino para los estudiantes, de donde podían obtener muchas enseñanzas para su vida”.




